Recuerdo cuando leí 1984, que cambió aun más mi percepción de la realidad. El doble-pensar no era algo tan descabellado cuando te paras a observar a la gente.
Podríamos decir que el doble-pensar puede haber derivado a una doble moral bastante tóxica para la gente.
No puedo llegar a entender por que se tienen dos formas de pensar, una abierta al público y otra que se queda en tu interior, resonando en tu cabeza.
No necesito muchas palabras para hablar de esto, pero si es necesario explicarlo y decir que una mentalidad que no te protege en absoluto y que acaba siendo una calcomanía de un patrón social no os va a forjar como humanos, dejando vuestra alma vacía y al borde de la simpleza mental.
miércoles, 8 de octubre de 2014
martes, 7 de octubre de 2014
Llamada al pensamiento
Posiblemente las largas esperas sean lo más parecido a la soledad que un hombre social pueda experimentar, y os aseguro que no es una sensación agradable. Pero también son buenos momentos para encender eso llamado "mente", artilugio ancestral con el que nacemos pero que no todo el mundo acaba usando.
Pensar es una acción que muchos tildan de involuntaria. En lo personal, quienes alegan eso son los que no le han dedicado en su vida ni un simple minuto.
La mente es sumamente maravillosa, sobre todo cuando procedes a cultivar su uso abstrayendo el cerebro y volteando tus pensamientos hasta conseguir resultados alucinantes.
Volviendo a lo de la soledad, cuando esta está de cuerpo presente, tu mente puede comenzar a funcionar dando lugar a dos cosas importantes: indagar en tu propia consciencia buscando resolver, analizar o aprender sobre tus propias creaciones imaginativas, que es a lo que le suelo dedicar mi tiempo.
La segunda opción es comenzar a observar a la gente que tienes a tu alrededor. Extraños en todos los sentidos, con conversaciones que pueden ser aburridas con temas de índole privado; o conversaciones relativamente curiosas, donde traman temas de interés donde las opiniones de los emisores pueden o no coincidir con las tuyas propias. En momentos de soledad se posee suficiente tiempo para analizar estas conversaciones e intentar sacar algo en claro.
Siendo sinceros, la orden del día es el fútbol, tema que, honestamente, no me atrae lo más mínimo. En la otra mano, tenemos temas curiosos donde escuchas a gente hablando de cosas como el gobierno, cosa que puedo llegar a estar harto pero también puede ser interesante de tratar porque me da una serie de premisas en las que pensar y me obligan a trabajar el cerebro estudiando el pensamiento y la dialéctica.
"El gobierno es malo" o "Que bien lo hace el gobierno"; estas frases son el resumen de la idea general humana en ámbitos gubernamentales. No me voy a inclinar por ninguna de las dos, ya que, en pocas palabras, no me apetece.
Lo que sí quiero tratar es la facilidad que tiene el mundo para opinar sin argumentar, catalogar como "bien" o "mal" a su beneficio propio y dar discursos insulsos y sin sentido, más de uno con acusaciones inestables y mal definidas.
Llamo a la reflexión, al pensamiento y al orden mental y pido desde mi más profunda existencia que alguien más, a parte de la minoría existente, comience a pensar racionalmente para así volver a confiar en la humanidad.
Pensar es una acción que muchos tildan de involuntaria. En lo personal, quienes alegan eso son los que no le han dedicado en su vida ni un simple minuto.
La mente es sumamente maravillosa, sobre todo cuando procedes a cultivar su uso abstrayendo el cerebro y volteando tus pensamientos hasta conseguir resultados alucinantes.
Volviendo a lo de la soledad, cuando esta está de cuerpo presente, tu mente puede comenzar a funcionar dando lugar a dos cosas importantes: indagar en tu propia consciencia buscando resolver, analizar o aprender sobre tus propias creaciones imaginativas, que es a lo que le suelo dedicar mi tiempo.
La segunda opción es comenzar a observar a la gente que tienes a tu alrededor. Extraños en todos los sentidos, con conversaciones que pueden ser aburridas con temas de índole privado; o conversaciones relativamente curiosas, donde traman temas de interés donde las opiniones de los emisores pueden o no coincidir con las tuyas propias. En momentos de soledad se posee suficiente tiempo para analizar estas conversaciones e intentar sacar algo en claro.
Siendo sinceros, la orden del día es el fútbol, tema que, honestamente, no me atrae lo más mínimo. En la otra mano, tenemos temas curiosos donde escuchas a gente hablando de cosas como el gobierno, cosa que puedo llegar a estar harto pero también puede ser interesante de tratar porque me da una serie de premisas en las que pensar y me obligan a trabajar el cerebro estudiando el pensamiento y la dialéctica.
"El gobierno es malo" o "Que bien lo hace el gobierno"; estas frases son el resumen de la idea general humana en ámbitos gubernamentales. No me voy a inclinar por ninguna de las dos, ya que, en pocas palabras, no me apetece.
Lo que sí quiero tratar es la facilidad que tiene el mundo para opinar sin argumentar, catalogar como "bien" o "mal" a su beneficio propio y dar discursos insulsos y sin sentido, más de uno con acusaciones inestables y mal definidas.
Llamo a la reflexión, al pensamiento y al orden mental y pido desde mi más profunda existencia que alguien más, a parte de la minoría existente, comience a pensar racionalmente para así volver a confiar en la humanidad.
D.a.L
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