miércoles, 9 de diciembre de 2015

Un reinicio

Todos hemos sentido alguna vez esa presión interna, durante la cual piensas que tu pecho va a estallar y tus nervios se transforman en finos hilos temblorosos. El descanso desaparece y te vuelves más apagado, no disfrutas cada momento de igual manera que antes y ves todo a tu alrededor con ojos diferentes.

Miedo y alteración, frustración y desesperación; todo ello es algo con lo que acabamos viviendo en algún momento.

Todo nos conduce a una falta de descanso, de agotamiento e impotencia. Recargas tu cabeza con casi infinitos pensamientos que solo te marean y te dan ganas de vomitar más de una vez.
El mayor miedo de un artista es perder la inspiración y desde hace meses yo la he perdido. He perdido las ganas de apretar las teclas de mi teclado y de formar melodías con las cuerdas de mi guitarra. Sientes que todo lo que empiezas está vacío, que no hay más que sentimientos de agonía inspiratoria; exprimes tu cerebro y luchas por comprenderte, por manejar la situación.

Lágrimas desesperadas rozan tus mejillas y te piensas detenerlas. Podrías hacerlo pero es tu única forma de acabar con el agobio, con ese aire denso que ni te deja respirar ni hablar. Unas mejillas húmedas. gritos silencioso y miedo a lo conocido, a lo que sabes que viene después.

Pero un día te despiertas, ves luz por la misma ventana donde todas las mañanas la niebla no te dejaba atisbar más allá de un palmo de distancia; el sol está en su sitio, dulce y dando caricias cálidas en un frío diciembre. Por primera vez en meses ves todo distinto.

Parece algo casi Divino, como si por arte de magia todo se hubiese arreglado, pero todo realmente está igual. Eres tú el que cambia. Esas noches sin dormir, esas largas conversaciones internas sobre el "tú" actual, esas lágrimas llenas de frustración. Todo ha dado su verdadero fruto. Tu propia mente te ayuda a pensar en que el tiempo no es algo para usar en nada. Tu tiempo es tu vida. Tu vida eres tú. Sonríes y te ves bien.

Todos nos sentimos frustrados. Todos tenemos miedo. Pero a veces tienes que pasar un infierno para observar la claridad, para nadar más allá de ese mar de cristales rotos. Tu tiempo es ahora, mientras lees esto, mientras escuchas aquella canción, mientras hablas, mientras te enamoras y mientras sonríes. No siempre gana la oscuridad, todo vuelve al equilibrio real.

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