jueves, 17 de abril de 2014

Hablemos un segundo

Creo que no es necesario decir que se nos considera seres sociales porque podemos relacionarnos entre sí y de diversas maneras. Mi preferida siempre será la manera verbal, tanto escrita como oral, prefiriendo siempre esta última, aunque haya ciertos momentos en los que es algo complejo hacerlo por medio de la voz. Todas estas maneras de relacionarse son posibles gracias al lenguaje y al idioma. Siendo español como soy y no habiendo salido mucho de mi país, por no decir nada, creo que es de fácil entendimiento saber que mi idioma predilecto es el castellano, el cual uso para relacionarme con mis semejantes, con vosotros y para, en genera, vivir.
Poseemos un idioma rico en léxico: palabras con varios sinónimos, verbos muy específicos y adverbios que nos permiten especificar mejor a que nos referimos. El problema reside en lo siguiente: nos estamos cargando el idioma.
Puede que suene un tanto descabellado e incluso que sea delirante pensar eso, pero es cierto. Estoy despierto unas 18 horas al día, horas que paso rodeado de gente que conversa y que utiliza el mismo lenguaje que yo utilizo. Esto me ayuda a darme cuenta de que hemos cogido ese bien heredado por nuestra cultura.
Quiero llegar a algo que está muy lejos de ser complejo, que es la pérdida del significado de ciertas palabras sobrexplotadas en Internet. Creo que todos los que me leeréis habréis visto a gente alegando ser "pensadores", "filósofos" o cosas por el estilo sin comprender sus significados, solo utilizándolas como medios publicitarios a los productos que nos quieren vender, que en este caso, siendo muy concretos, me refiero a Twitter. Paso mucho tiempo en esa red social por su atractivo sencillo y cada día pienso más en por qué se permite que gente escriba ciertas cosas. Con "ciertas cosas" me refiero a las autodenominaciones de "filósofo", que es por donde vamos a empezar.
"Filósofo" tiene como significado etimológico 'amante de la sabiduría'. Es algo sencillo de comprender. El problema es que nos han inculcado que un filósofo es aquella persona que dice cosas "profundas", es decir, cosas que podrían tener un significado trascendental pero que en realidad suelen ser metáforas o juegos de palabras sutiles que mentes poco preparadas los ven como creaciones sublimes. Esto acaba creando falsos significados a una palabra y por ende, crea incultura, lo que nos lleva a ver gente proclamándose filósofo solo por utilizar de forma medio decente el poco léxico que conoce diciendo aquellas cosas que las personas quieren oír. Frases de ánimo, amor, desamor, rabia, etc. Esto nos desemboca a mantener alimentadas mentes débiles e inútiles incapaces de pensar por si mismas, lo cual me produce rabia y decepción.
Hay muchas palabras también sobrexplotadas que para mi gusto, están perdiendo todo su significado: "pensador", "lógica", "fan", "amor", "original"... 
Pero la más curiosa de todas, la que más interés me causa es "loco". Si me preguntasen qué es para mí la locura, respondería que la locura es ese estado en el que tus ideas podrían llegar a dar miedo, no por descabelladas, sino por sorprendentes, tanto para bien como para mal, donde puedes darte justificación lógica desde tu punto de vista. La locura es un concepto complejo que implica inteligencia y conocimiento. Implica el proceso de abstracción más complejo que jamás podría existir, donde tu mente obvia la cordura y busca en lo más profundo de tu naturaleza para razonar. Ahora estar loco no tiene significado. Todos aquellos que dicen "Estoy loco", si les preguntas el por qué, obtendrás como respuesta el silencio. 
Un loco puede admitir su locura, pero sabrá explicártela. Una persona que busca llamar la atención adjetivándose de esa forma no te podrá decir nada útil, por lo que, tras preguntar, nos hallaremos ante un silencio absoluto.
Creo que es fácil saber cual es mi opinión. Romper el idioma es el mayor delito que puede cometer un hombre vulgar, ya que martirizando nuestra lengua lo que conseguimos es desintegrar nuestra única arma que no nos han arrebatado: la palabra.

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