jueves, 30 de enero de 2014

5 - Libros con historia

Se despertó sin necesidad de despertador de aquel reparador sueño. Miró el reloj de la pared y vio que eran ya las siete de la tarde. No tenía casi nada que hacer, por lo que Kevin decidió ir a la librería frente al hotel.
Se vistió y cogió su cartera y chaqueta. Recordaba cuando de pequeño iba a la librería del señor Himura. Genji Himura era un inmigrante japonés que llevaba en aquella ciudad casi toda la vida. Nunca visitó Japón, ya que su familia, a excepción de sus padres, había muerto. Vino a este país con sus padres: Un profesor de literatura inglesa y una traductora de varios idiomas (inglés, japones, español, francés...). Cuando llegaron, la madre abrió la librería y la nombró con el apellido de su esposo, Himura. La librería al principio no era muy famosa en la ciudad, pero poco a poco, la buena actitud de los propietarios lanzó el negocio hacia un buen lugar.
Kevin recordaba ir de pequeño a ojear y comprar algún libro. La madre de Genji, Izumi, era una mujer amable y respetuosa. Se portaba con Kevin como si este fuese su propio hijo. De pequeño no solía ver mucho a Genji, ya que estaba en la época de preparatoria universitaria. Genji es veinte años mayor que Kevin, pero eso no le impedía tratarle como a un hermano defendiéndole cuando lo necesitase. Cuando la madre murió, hace once años, el joven Himura tomó las riendas de la librería. A causa de los viajes de su padre, solo él podía llevar el negocio. Cada vez que el padre volvía, traía algún libro raro para Genji.
Genji se hizo con el nombre de "el señor Himura" por toda la ciudad y todo el mundo le llamaba así. A pesar de tener solo 45 años, Genji tenía un aire envejecido a causa de sus canas. Su barba también canosa, le ocupaba casi toda la cara por debajo de la nariz. Sus ojos reflejaban una serenidad propia de un pensador asiático. Cuando Kevin entró por la puerta, Genji esbozó una sonrisa bajo su barba y se acercó a abrazar a su amigo.
- ¡Hacia tiempo que no te veía, Kevin! Pensaba que te habías ido del país -. Dijo Genji con tono gentil.
- Poco me ha faltado, amigo mio, pero este lugar tiene algo que no me dejará nunca salir. - Ambos rieron y continuaron con su charla -. ¿Como va el negocio?
- Fatal. La gente ya no lee. Todos prefieren esperar a la película, y si no la sacan, piensan que no merece la pena la novela.
- Pues hoy vengo a darte una alegría. Vengo a por unos libros, que mi biblioteca se está quedando obsoleta.
- Sirvete. Ya sabes donde están las estanterías.
Subiendo las escaleras se encontraban las estanterías, todas bien ordenadas por géneros literarios: ficción, novela negra, novela cotidiana, biografías... Todas perfectamente ordenadas. Realmente Kevin no buscaba nada en especial, solo que ya había leído casi todas las novelas que tenía en casa. Uno de sus géneros favoritos era la novela negra.
Kevin disfrutaba buscando libros. Llegó a la sección de novela negra. El pasillo estaba vació y ola a papel nuevo. Sus dedos viajaban por el lomo de los libros a medida que leía los títulos. Sacó varios que le llamaron la atención, aunque no tardaron en volver a su sitio original. Tras diez minutos mirando, encontró un par de novelas interesantes sobre detectives.
Como le sabía a poco solo llevarse esos dos libros, pensó en llevarse alguna novela cotidiana, del estilo de El gran Gatsby. Se dirigió al pasillo de la novela cotidiana y se encontró a una chica mirando libros. Su pelo era castaño, su pecho amplio y poseía una semidelgadez digna de una diosa de la belleza. Vestía una blusa y nos vaqueros azules. "Es la chica del bar" pensó Kevin. Podría reconocerla a kilómetros. Cuando ella se giró, Kevin pudo fingir a tiempo que no la estaba mirando. Ambos ojeaban libros en silencio, hasta que aquella mujer lo rompió:
- ¿Tú no eres aquel chico del bar de esta mañana? - Preguntó ella con curiosidad. Kevin se fijó que ella había dejado de buscar libros y estaba mirándole fijamente.
- Si, creo que soy yo. Nunca te había visto en la librería ¿Vives aquí?
- No, estoy de visita en casa de mi hermana, que acaba de tener un niño
- Enhorabuena - Añadió Kevin amablemente
- Dáselas a ella. Soy soy muy de niños. ¿Tú vives aquí?
- No, vivo en el centro. Estoy en el hotel de enfrente alojado.
Ambos volvieron a sus libros y dejaron de hablar. Entonces el silenció se rompió de nuevo.
- Soy Mary. ¿Cual es tu nombre?
- Kevin
- Kevin... ¿Tienes algo que hacer esta noche? Mi hermana cocina fatal y estaba pensando en cenar fuera de casa. Cenar sola es un poco triste e imagino que hacerlo en el hotel será lo mismo. ¿Quieres cenar esta noche?
- No tengo nada mejor que hacer.
- Estupendo. Quedamos en dos horas en la puerta del hotel. Pásalo bien con tus libros.
Mary escribió el número de teléfono de su hermana en una servilleta y se la tendió a Kevin, por si tenía que llamarla. Tras eso, ella le besó la mejilla y se marcho con una sonrisa. Kevin no entendía lo que había sucedido. Pagó los libros y se marchó de la librería despidiendo a Genji con un abrazo.
El joven no sabía que había pasado. Su mejilla ardía pero sin ser molesta. Cuando salió, la calle estaba oscura, iluminada únicamente por dispersas farolas que imitaban a las estrellas en la fría tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario