¿Quién no ha necesitado alguna vez gritar un secreto suyo? Liberarse, poder quitarse esa carga que te impide en ocasiones mantener la espalda erguida. Me gustaría decir que todos.
Conociéndome a mi mismo y a mis amigos, he llegado a una conclusión muy sencilla: La mayor parte de secretos tienen que ver con el amor. No porque nos avergüence, ni mucho menos, sino por miedo: miedo al rechazo, a la incertidumbre, a la palabra "fin". Pero señores, no hay que pensar que todo irá mal. Solo hay que arriesgar y quien sabe, a lo mejor ganas.
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